viernes, 16 de febrero de 2018

Épica de la lectura en las costas uruguayas

Mientras vacacionaba en las increíbles playas de Barra de Valizas, Uruguay, intenté armar una lista mental de escritores uruguayos de literatura para niños. Admito que no fui muy lejos por cuenta propia. Movida por la curiosidad, decidí pedir referencias en la biblioteca popular de la villa, un espacio sostenido a pulmón, gracias al trabajo de un grupo de gente comprometida con la causa de la lectura. 






Para llegar a la biblioteca hay que andar por una calle con memoria local y resonancias de cuento universal. En efecto, está ubicada sobre Aladino Veiga, la principal arteria de Valizas, que porta el nombre de un antiguo vecino del pueblo a la vez que recuerda a uno de los personajes literarios más famosos de Las mil y una noches.

El cruce de dimensiones no se detiene. Inmediatamente se vuelve evidente que, además de estar emplazada en una de las zonas más transitadas de este paraíso hippie, la biblioteca constituye un punto caliente de conexión virtual porque ofrece libre acceso a la red mediante el servicio gratuito de wifi.

Redes


Hablar de redes cobra un espesor significativo en un pueblo que inicialmente fue un asentamiento de pescadores ardido por la sal, el viento y las arenas voladoras. Y qué decir cuando Tabaré, el bibliotecario con quien conversamos, cuenta que el acervo bibliográfico está formado enteramente por donaciones y por libros que circulan a través de la red de bibliotecas populares, entre las cuales se pasan los materiales repetidos.

«Ad honorem», «donaciones» y «a pulmón» son las tres categorías con que Tabaré explica la existencia de esta sala llena de estanterías. El equipo que sostiene la biblioteca no realiza compras ni recibe el aporte de materiales por parte del gobierno. El dinero que recaudan con la venta de señaladores de lectura o de libros descatalogados se utiliza para el mantenimiento de las estructuras y la reparación de los volúmenes.

Tabaré colabora con la biblioteca en el verano, que por el turismo resulta el período más intenso. Durante el resto del año, el caudal de habitantes de Valizas retorna a su curso reducido de unas trescientas personas, y Tabaré vuelve a Montevideo. Su nombre también evoca a un personaje literario, el protagonista del famoso poema épico del escritor uruguayo Juan Zorrilla de San Martín. Es un lector entusiasta que trabaja movido por «el compromiso con la causa». Sin sueldo, disfruta del intercambio con otros y considera que esa experiencia lo enriquece y le permite crecer.


Con lucidez explica que los visitantes de esta biblioteca se encuentran frente a otra dinámica. El carácter aleatorio del fondo bibliográfico hace que tal vez no estén disponibles algunos de los títulos más renombrados pero, en su lugar, abre a la sorpresa y al descubrimiento de lecturas no previstas por los usuarios.

¿Qué leemos?


La zona de literatura para chicos me regala el reconfortante reencuentro con tapas de mi propia infancia y la picante intriga que causa lo desconocido. ¿Qué nos puede recomendar en cuanto a literatura uruguaya contemporánea escrita para chicos? Tabaré piensa un momento y trae dos libros con los que presenta a sendos autores: Roy Berocay y Helen Velando.


Salgo de la biblioteca entusiasmada. Ya cuento con una punta para empezar a hacer bailar este ovillo. Felicitaciones, una biblioteca no es un espacio para presumir de los libros acumulados, sino para poner en movimiento la lectura y celebrar esa experiencia. Gracias, Tabaré.



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